Caminar por Roma es toda una experiencia, sus calles, sus monumentos, sus piletas; pero caminar por Trastévere es una obligación.
Después de gastar suela por donde anduvieron los romanos, uno de mis recuerdos más latentes es el del barrio 13 del centro histórico.
Trastévere la ruta
Llevamos ya unas dos horas y media de marcha firme por los alrededores del centro histórico. Nuestro gran amigo Hilarión nos sorprende con anécdotas y datos poco conocidos de la ciudad.
El atardecer nos recibe topando sus luces y sombras en el mismísimo foro romano. Nuestro amigo guía por una tarde nos conduce por unos pasillos al costado del Campidoglio desde donde tenemos una vista privilegiada.
Las calles son imponentes, de muros altos, algunas zonas parecen olvidadas por el tiempo pero bellas en perpetuidad.
Roma en general es una ciudad algo sucia, tiene un aire descuidado, pero no deja de impresionar a cada paso. No hablaré del transporte porque voy caminando.
Calles encontradas, pasamos bordeando el teatro Marcelo y entramos en el barrio judío, casas antiguas, nuevamente, el deterioro se apodera de la ciudad.
De pronto en medio de la nada una Trattoria surge para sorprendernos con su presentación, está viva, huele a Italia nuevamente.
No hemos descubierto nada Italia es así, Roma es así, esto tiene su propia belleza y la disfrutamos con sabor y color.
Bordeando el templo judío Maggiore di Roma, llegamos al puente Fabricio, este es el pase de entrada hacia la zona de Trastévere.
Atravezamos el río Téveres y la Isla Tiverina, no hacemos pausa, queremos llegar ya, al emblemático barrio.
La sensación es extraña, hemos escuchado hablar del lugar pero queremos que nos impacte, que nos convenza, que nos envuelva. Por fin estamos en el barrio bohemio, hemos llegado.
Trastévere el barrio
Las primeras impresiones son buenas, los caminos angostos, adobados y con colores cálidos, el ambiente se transforma cuando justo nos da la hora azul.
El ambiente nos envuelve, hemos perdido el rumbo intencionalmente para conocer y descubrir, estamos cómodos, parece que es nuestra casa, la gente es amable, el lugar inspira.
De pronto, un auto antiguo, parece un adorno de colección depositado con sutileza para llamar la atención, pero no, es particular, funciona y el dueño está orgulloso de su modelo.
Llegamos a un pequeño restaurante, al costado hay otro más lujoso pero menos servicial, acá nos atienden con ganas y nos sirven generosamente, hay que probar lo bueno del lugar.
Unos espaguetis a la matriciana son los justos ganadores de la tarde y comprobamos porqué comer en Italia puede ser una debilidad y un vicio.
Hemos paseado un rato más y es suficiente. El barrio nos ha convencido, sabemos que nuestra próxima visita a Roma tendrá como zona de hospedaje este distrito, se ha ganado nuestro corazón.
Ya partiendo de retorno y justo antes de cruzar el río Tévere, una hermosa vista del puente Garibaldi y un fondo de la cúpula de San Pedro despiden como se debe nuestra visita.
Es extraño poder decir que somos testigos de lujo cuando caminamos viendo a lo lejos el país mas pequeño del mundo, Ciudad del Vaticano.
Mis anotaciones
Trastévere es un barrio para quedarse, ojo, no es un barrio para todos, tiene fiesta y tiene vida nocturna así que si buscas algo más tranquilo, no es tu lugar.
Las calles son angostas pero tranquilas, tengo la sensación de seguridad que no dan otras zonas de Italia aunque nunca nos pasó nada.
Si buscan un lugar para comer, tómense su tiempo, hay mucha oferta, miren los platos, vean a la gente, si está disfrutando, hay de todo.
Me ha sorprendido el lugar, tiene de todo para disfrutar de un buen momento, ya sea de día o de noche, pero creo que al final del día las cosas se ponen buenas.
Disfruta tu viaje.