Una de las maravillas de la antigua Roma que conserva según los expertos su esplendor original, es el Panteón de Agripa ubicado en el centro de la ciudad.
A pesar del gran texto inscrito en la parte superior que indica que fue construido por Marco Agripa, todo indica que esta construcción data de una época posterior, la de Adriano.
El camino hacia el Pantéon de Agripa
Aquella mañana en Roma, estaba soleado, salí solo del hotel, Pati estaba cansada del viaje del día anterior y necesitaba recuperarse.
Tomé rumbo contrario al del Coliseo, y comencé a perderme entre anchas y angostas calles, palacios varios y construcciones más humildes pero igual de imponentes.
Crucé la plaza de Trevi y su famosa fuente, inspiración de muchos y tiempo libre para que la imaginación vague, recuerde, se relaje y contemple.
Es impresionante que a pesar de ser temprano ya está completamente abarrotada. Monedas van y vienen al cántico susurro de volveré.
Por fin un espacio más despejado me aleja del tumulto de los turistas, encuentro divertido el hecho de las fotos, pero da la impresión que solo queda en eso, no importan la historia, los detalles, el entorno.
Un personaje extraño llama mi atención, un ejecutivo tiene la corbata al viento, parece apurado en su andar pero lo alcanzo sin esfuerzo.
En realidad está estático y nos presenta otra cara de Roma, la del artista callejero, pero al estilo de ellos.
Sigo camino hacia una estrecha avenida colmada por tiendas y restaurantes, se ve oscura pues los altos muros impiden que el sol ingrese a sus adobados pisos.
El Panteón de Agripa
Por fin he llegado, la plaza de la Rotonda me recibe con pueblo, la gente alrededor de la fontana del Panteón, revisa fotos, contempla la entrada y disfruta del sol que ahí comienza a asomarse con ternura.
Camino tranquilo bordeando todo, me tomo con calma la llegada. Es bonito sentir que valió la pena caminar unos 20 minutos descubriendo Roma para llegar a este punto.
Las colas parecen largas pero la gente avanza con celeridad, no hay entradas que pagar, pero si hay control en la puerta.
Supongo que es momento de descubrir a los dioses de la antigua roma, los que aquí han sido reunidos para proteger su patria de los invasores.
El interior
Por razones que desconozco pero que supongo, el Panteón fue donado en el siglo VII al Papa Bonifacio IV quien lo transformó en iglesia y por tanto la influencia del cristianismo prepondera.
Sin embargo algunos rasgos paganos que son los que interesan de un Panteón se mantienen vigentes y se deja apreciar en columnas y muros.
Todo al interior es impresionante y aunque no es tan grande por fuera, cuando ingresas descubres un espacio inmenso, producto del espacio central libre y la forma circular.
La cúpula es magnífica, puedes quedarte contemplando largo rato su belleza o hasta que tu cuello se entumece y debes bajar la mirada.
Estoy satisfecho con mi visita, el aire que se respira es de historia y solemnidad, la estructura que se ha preservado por más de XIX siglos demuestra el conocimiento de los romanos.
Voy partiendo con esa suerte de energía mística que nos envuelve cuando creemos en algo superior, y esta vez proviene de muchos dioses.
La sensación en la puerta saliendo hacia la plaza es indescriptible, me voy en paz.
Mis anotaciones
Cuidado, no se dejen engañar por supuestos tours guiados que incluyen la entrada, la visita es gratuita y si quieres un guía es a tu discreción.
La mejor hora de visita es temprano, en el transcurso del día se vuelve insoportable caminar en el interior y puede ser limitante para los recuerdos de las fotos.
Si van en un día soleado podrán apreciar como el centro de la cúpula deja ingresar un círculo de luz solar que avanza recto hasta posarse en el centro al medio día.
Que si es una visita obligatoria, diría que depende te sus gustos por la arquitectura y la historia, pero si están paseando por las calles de Roma y se topan con el Panteón deben ingresar a conocerlo.
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