La Santa Capilla la oración de los ricos y los pobres

Santa Capilla París Francia

La Santa Capilla (Sainte-Chapelle en francés), es sin pensarlo la mejor expresión de la relación entre el poder económico y social con la fe de la iglesia.

En aquélla época, el templo gótico ubicado en la Isla de la Cité, recibió a nobles y plebeyos pero haciendo una sutil diferencia.

construida según los historiadores a partir de 1241, fue recién consagrada en 1248 y contaba con dos plantas, la primera para el pueblo que estaba decidida a la virgen y la segunda para la corte del rey.

 

La Santa Capilla

La historia cuenta que su construcción se debió a que en 1241 llegaron desde Siria, las reliquias de la muerte. Las de Cristo debo aclarar.

La corona de espinas, parte de la cruz, el hierro de la lanza, la esponja y otras reliquias del martirio de Jesucristo, fueron adquiridas por el Rey de Francia al último emperador latino de Constantinopla.

Por esta razón el Rey mandó construir la Santa Capilla para que sirviera como un enorme relicario de los tesoros del cristianismo.

Cuentan los conocedores que es una obra maestra del gótico radiante y aunque no conozco del tema debo reconocer que es impresionante.

La capilla inferior

Construida con la intención de soportar la planta superior y todos sus excesos, estaba basada en tres naves. Diseñada de forma esbelta da la impresión de ser más liviana.

Existen en las columnas estatuas de los apóstoles y otras representaciones en el techo en azul y rojo.

Capilla baja Santa Capilla París

La capilla superior

Los enormes ventanales reemplazan prácticamente todos los muros de éste nivel, dándole ese toque celestial cuando la luz ingresa en colores pastel al recinto.

Todas las vidrieras fueron construidas representando diversos capítulos de la biblia y en la nave principal hay un rosetón de 9 metros de diámetro que representa el Apocalípsis.

Es apoteósico ver cada detalle en los vitrales, te puedes quedar horas contemplando el lugar.

Capilla alta Santa Capilla París

 

Los horarios, precios y formas de llegar

La Santa Capilla está abierta todos los días de 9h a 19h del 1 de abril al 30 de setiembre y de 9h a 17h el resto del año. El 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre no abre.

El costo de la entrada es de 10€ por persona, pero si cuentan con la tarjeta PARIS MUSSEUM PASS, es gratuita.

Hay una buena opción comprando un ticket combinado de la Santa Capilla y La Consergerie a tan solo 15€ y te permite ingresar directo evitando las colas de la Capilla.

Para llegar la mejor forma es en metro utilizando la línea M4 (línea fucsia) y bajarte en la estación Cité. O utilizando el RER B o C y bajarte en la estación Châtelet.

Si quieres más información visite la PAGINA OFICIAL de la Santa Capilla.

 

Mi experiencia

Nuestra historia inicia en la cola, en la Isla de la Cité, en el corazón del antiguo París. La multitud clama por entrar y toquetéo de las rejas exteriores anima a los más osados a pedir que se apuren.

Los guardias de seguridad no se inmutan, se mantienen impacientes y se limitan a observar e indicar cuando es el tiempo de pasar.

Entrada para la Sainte Chapelle París

Ubicada al interior de lo que hoy es el palacio de justicia de París, imaginarán que las medidas de seguridad y control para el ingreso es más exhaustivo.

Es a su vez la entrada que utilizan algunos magistrados, acusados, acusadores, abogados y turistas mientras revisan nuestros antecedentes jajaja, no eso no es verdad, solo lo último no es verdad, en fin, hay que pasar varios filtros.

Una vez en el interior y después de pasar los controles, debemos caminar sin perdernos entre pasajes y edificios para dar con una humilde entrada que da a la Capilla inferior.

Nave principal Capilla Baja Santa Capilla

Una pasillo amplio nos presenta a la izquierda una línea llamativa de kioskos feriales donde venden de todo como en botica para los creyentes y seguidores de la fe.

Creo entender la razón y es para ambientar el espacio y comprender que era para el pueblo. Es interesante pero no sorprende mucho.

El segundo nivel

Retornando hacia la puerta, ya cuando piensas que no hay subida, descubres una pequeña puerta que da a una muy delgada escalera que nos lleva al segundo nivel.

Después de subir con calma, llegas a la Capilla Alta, la parte superior de la Santa Capilla. Esto es extraordinario.

Supongo que las palabras quedan cortas, tanta belleza envuelve, conmueve y te hacen sentir en paz. Supongo que funcionaba para los creyentes de todos los tiempos como obra de Dios.

Capilla superior Santa Capilla París

He tratado de contemplar con calma y resulta imposible. Los detalles en cada columna, en los techos en los espacios. Las historias de los vitrales, todo tiene que ser admirado.

Creo que uno de los puntos más sobresaliente es el rosetón que está compuesto de 6 lóbulos y 2 cuatrilóbulos que van contando la historia del Apocalípsis.

No tenía unos binoculares que hubieran hecho la diferencia para admirar cada historia narrada en imágenes, pero lo que podía ver era suficiente.

Rosetón Santa Capilla París

Terminar la visita, era casi obligatorio, sin embargo, la sensación de falta de tiempo era evidente.

Siento que no era el único que llegaba a la altura de las escaleras para descender y daba la vuelta.

Al final la despedida inevitable y la sensación que debemos volver se apoderó de nosotros. Supongo que está pendiente volver a visitar este lugar.

En la puerta frontal del segundo nivel, dos Querubines despiden nuestra partida entonando cánticos celestiales que solo podemos escuchar los elegidos.

Cuéntenme si ustedes también los escucharon.

Puerta frontal Santa Capilla

Mis anotaciones

Es una visita para hacer muy temprano o de forma combinada con la Conciergerie, porque las colas son kilométricas. Si no tienen opción pónganse en modo paciencia.

Les recomiendo pedir permiso para las fotos, esperar que les hagan espacio puede ser una espera tan larga como la vida eterna.

Si gustan de las fotos, estás acostumbrado al flash, trata de usar un lente gran angular y un ISO elevado pues no está permitido usarlo.

Disfruten su Viaje.

Ricardo Ruiz:
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