Entre Wadi Musa y Amán hay 235 kms de lugares y actividades a descubrir que hacen de la experiencia del desierto una ruta emocionante.
Retornar después de haber visitado la famosa ciudad de PETRA, es realizar un viaje de 3 horas de ruta desde el sur de Jordania hasta la capital.
Decidimos que éste retorno debía ser más entretenido así que contratamos los servicios de un guía muy especial.
Nuestro guía nos hizo una ruta que incluyó visitas a montañas rocosas, desiertos, lugares de aventuras acuáticas, espacios históricos y mercados locales.
Luego de unos 25 minutos de viaje llegamos a las zonas montañosas de Al Mdayrej, desde ahí tienes vistas de la geodiversidad de la zona.
Forzando la máquina en el Desierto
Luego de descender por una carretera zigzagueante dejamos las montañas para hacer algunas piruetas en el desierto.
El descubrir la belleza del desierto entre las dunas y la adrenalina, aumentó nuestra satisfacción de hacer esta travesía.
Cañonismo en Wadi Mujib
Por el tiempo del que disponíamos no pudimos hacer la experiencia, pero nos permitieron ingresar a la Reserva Natural para conocer la ruta.
Como dato curioso forma parte de los monumentos reconocidos por la UNESCO pues es la reserva más profunda del mundo, 400 metros bajo el nivel del mar.
En los acantilados del Mar muerto
Una ruta sin conocer el Mar Muerto no estaría completa, así que disfruten de la vista. Hay miradores a lo largo de la autopista.
Si tienen la oportunidad de ver con atención, descubrirán cómo este mar está desapareciendo. Es una lástima que en algunos años podría ya no existir.
Moises y el Monte Nebo
En el libro sagrado de Deuteronomios en el antiguo testamento, se relata la historia de cómo Moisés guiando a los Judíos hacia la tierra prometida llegó hasta éste lugar.
Es aquí desde donde divisó la Tierra prometida (lo que hoy conocemos como Israel) pero a la cual no pudo llegar y es aquí donde murió.
Se cree que este monte aún se encuentran los restos de Moisés aunque nunca se ha encontrado. Aquí se construyó una iglesia en su nombre que data del año 531.
Un té en una manta al costado del camino
La tarde había llegado y nuestro anfitrión que viajaba acompañado de su esposa nos invitó a tomar el té en la manta familiar.
La recompense de ésta experiencia no podía tener mejor final que compartiendo con nuevos amigos, la libertad de ser diferentes y apreciarnos respetando nuestras creencias.
Gracias por el regalo de la amistad.