Belén es la ciudad donde nació Jesús de Nazaret que se encuentra en la región de Cisjordania y que pertenece al pueblo Palestino.
En ésta ciudad se encuentra la Iglesia de la Natividad, que fue construida encima de una cueva conocida popularmente como el Portal de Belén.
El primer templo fue construido en el siglo IV después de Cristo por orden del emperador Constantino y tiene un estilo arquitectónico paleocristiano.
Esta basílica es compartida en su administración por la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica.
Adicionalmente a ellos, con derechos menores se encuentran los Ortodoxos Sirios y los Coptos.
Cómo llegar a Belén
Dadas las condiciones de conflicto armado por el que atraviesan Israel y Palestina y en vista de la inestabilidad existente en Cisjordania es una decisión difícil la forma de atravesar.
Para llegar a Belén, deberán hacerlo por Israel pues no hay otra manera de llegar ya que Cisjordania se encuentra amurallada al interior del Israel.
La primera alternativa es tomar un bus directo que parte desde la puerta de Damasco en Jerusalén y llega directo hasta la Iglesia de la Natividad. El autobús es el número 21.
Cuidado hay otro bus que también dice ir, es el número 231, pero solo llega hasta la muralla, de ahí tendrán que cruzar caminando y luego tomar un taxi.
La segunda alternativa es tomar un taxi hasta la muralla cruzar y tomar otro taxi. La razón es simple, los taxis de Israel no pueden pasar a Palestina y viceversa.
La tercera opción es tomar un servicio de tour que los lleve de Jerusalén o Tel Aviv hasta hasta Belén, ya sea en un tour de uno o medio día.
En nuestro caso optamos por la última opción, por varias razones. Consideramos que era más directo, menos riesgoso y con la ventaja de contar con guías locales de habla español. CIVITATIS
La experiencia de la Iglesia de la Natividad
El ingreso a la Iglesia de la Natividad es por la famosa Plaza del Pesebre, la primera impresión es el de una fortaleza y medioeva por sus enormer muros.
La puerta de entrada principal es muy pequeña y causa curiosidad el contraste con el gran monumento que tienes al frente.
El interior es un es de una sola planta en forma de cruz latina con cinco naves que no tiene más de 60 metros.
Llaman la atención los mosaicos y las columnas rosáceas que dan un tono armónico muy eclesial. No se sorprenda de ver también en el piso mosaicos que datan de la época de Constantino.
La gruta de la natividad
Como casi todos los visitantes, la gruta es la razón principal de la visita. Ubicada bajo el presbiterio, se debe hacer una cola enorme e ir empujando y luchando por entrar en cierto orden.
Se desciende por unas minúsculas y empinadas escaleras a una mini capilla con pequeño ábside en el lado oriental del espacio.
Frente a nosotros un altar y una estrella en el suelo muestran el lugar de referencia donde se cree que nació Jesús de Nazaret.
El ritmo frenético de la cantidad de turistas que visitan el lugar, no permite disfrutar con calma e incluso casi no puedes tomar fotos, pues te hacen salir rápido del lugar.
Los creyentes pueden ingresar su mano al centro de la estrella para tocar el lugar simbólico donde estuvo el pesebre.
Otros espacios de la Iglesia
Si bien la mayoría de personas visitan sólo la gruta y parten con las mismas, debo decirles que no puede partir sin conocer los otros espacios de la Iglesia.
Tomando en cuenta que han pasado por un periodo romano-bizantino, otro árabe-musulmán, luego el de los cruzados, mamelucos, franciscanos y turcos, hay demasiada historia para ver.
Mis anotaciones
Les aconsejo que vayan de preferencia muy temprano, la tarde es muy congestionada y podrían decidir cerrar si hay mucha gente.
Coordinen con su guía de antemano para que sepa que van a pasear por toda la iglesia y no solo para ver la gruta.
Atentos con los vendedores, los precios son altísimos y tratan de presionarte para que les compres si muestras interés.
Como hay tanta gente, ten paciencia y anda con ropa cómoda porque terminarás sudando de tanta congestion.
Vale la pena ir a conocerla, pero tengan mucho cuidado.