Mi segunda incursión en México, aún de paso y no de viaje directo, me permitió gracias a la generosidad de mis buenos amigos mexicanos descubrir un poco más de este bello país.
Con un día completo de escala, debía aprovecharlo al máximo y así fue, tuve la oportunidad de conocer un pedacito del famoso Bosque de Chapultepec.
El Bosque de Chapultepec
Si Manhattan tiene su Central Park, la ciudad de México tiene su Chapultepec Park, con una extensión de casi 700 hectáreas y pulmón de la ciudad cuenta con todo lo que se requiere para disfrutar de libre esparcimiento.
En el espacio que ocupa el parque se pueden encontrar Fuentes (Ornamental, De los Novios, del Quijote, de Nezahualcóyotl, entre otras); Museos (del Caracol, de Antropología e Historia, Tamayo de Arte Contemporáneo, de Arte Moderno y Nacional de Historia).
Adicionalmente hay un zoológico, áreas deportivas y culturales y un enorme lago pero sobre todo mucho ambiente festivo, puedes encontrar de todo en las zonas de vendedores ambulatorios, es un lugar que «no tiene abuela».
Imposible conocerlo en un día, nos concentramos solo en el Museo Nacional de Historia y el Castillo de Chapultepec, el Alcazar incluido.
El Museo de Chapultepec
Mis guías por un día, me invitaron a conocer primero el museo, era necesario entender la historia para poner en contexto el lugar donde estábamos.
Momentos importantes del país sucedieron en este lugar y mientras vamos recorriendo las zigzagueantes zonas del museo, las muestras a escala reducida, nos van narrando como un cuento en 3D los sucesos más significativos del país.
El ritmo depende de cada persona, las lecturas son cortas, la información concreta, los hechos reflejados en las maquetas facilitan la comprensión y concentran la imaginación y dejan poco a la interpretación. Un espacio muy didáctico y entretenido a la vez.
El final es muy emotivo, no les cuento para no quitarles la sorpresa, pero vale la pena la visita. Cuando piensas que haz recorrido un tramo largo resulta que estás en la entrada nuevamente.
El Castillo de Chapultepec
Subimos hacia el Alcazar, la imagen de un castillo en México, sorprende un poco, pero es real, me emociona y voy imaginándome como será.
La construcción no desilusiona, es imponente en lo alto con torreón, grandes salones, pisos de mármol, grandes vitrales e impresionantes murales. Habitaciones fastuosas que reflejan un intento de imitar las habitaciones francesas de la ilustración.
Estoy contento con lo que veo, tomo fotos y vuelvo a mirar, estoy descubriendo una parte de la historia de México de una forma muy didáctica y amena.
El final del viaje
La tarde ha llegado y nos toca retirarnos, voy camino a saborear unos chiles en nogada caseros y una buena tarde me espera.
Mis amigos y anfitriones, han preparado un suculento plato tradicional que está para chuparse los dedos y creo que literalmente lo hice.
Quedo entusiasmado con volver, la pasamos genial paseando, conociendo pero sobre todo compartiendo con buenos compañeros de vida, con grandes amigos.
Gracias a mis queridos Chalín, Edith y las dos princesas bellas.
Mis anotaciones
El museo tiene un costo de entrada de MXN$ 70.00 pesos (US$3.5 dólares americanos aproximadamente), cuenta con dos plantas, la primera (12 salas) que presenta de forma muy didáctica y entretenida visualmente, la historia desde la conquista hasta la revolución y algo de la república y la segunda en la parte superior (22 salas) en el área conocida como Alcázar donde se muestra diferentes momentos relacionados con los habitantes del castillo tanto de la etapa virreinal, independentista, segundo imperio y la edad moderna.
El lugar hay que visitarlo tranquilamente a pesar de la cantidad de público que congrega, de todos modos la primera planta es menos concurrida por el público. La vista del bosque y de la ciudad son inmejorables.
La visita fue excelente, no puedo más que recomendar esta experiencia en un día soleado en la ciudad de México. La gente es muy amable, tengo muchas ganas de regresar para conocer mejor éste país.
Recomiendo tener agua a la mano si es un día caluroso o contar con un recipiente pues hay piletas de agua potable en el camino.
Disfruten su viaje.