Es curioso que mi primera incursión por Ciudad de México, fuera casi de casualidad. Viajaba con dirección a Montreal retornando de Lima y Aeroméxico que es es una de mis aerolíneas preferidas me programó una escala obligada de 5 horas en la ciudad.
Suelen decir que algunas de las las mejores aventuras son las que menos se planifican y en este caso fue así como sucedió. No teníamos nada previsto y no contábamos con mucho tiempo. Investigué un poco y descubrí una opción interesante para conocer un pedacito, al menos, del centro de la ciudad.
Como toda capital, es bastante movida, tiene zonas tranquilas y otras a evitar, muy parecida a mi querida Lima hay que prestar atención a nuestro alrededor, al margen de aquello, con un poco de cuidado se podría disfrutar sin contratiempo.
Imposible conocer algo a profundidad en ese tiempo, al menos sabía que podría llevarme una idea general.
Ciudad de México (pincelada)
Llegamos muy temprano al Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez (MEX). Lo primero, buscar una oficina para cambiar billetes en la moneda local, los pesos mexicanos. Decidí cambiar 300 pesos.
Luego buscamos la oficina de almacenamiento de equipajes porque no podíamos pasear con ellos, la encontramos y contratamos un locker o espacio que alcanzaba para una maleta grande y una chica, nosotros teníamos dos chichas de mano así que alquilamos uno por 100 pesos, valor que sirve para 24 horas continuas.
Una vez guardado el equipaje de mano fuimos a buscar las máquinas de venta de las tarjetas Metrobus, el pago por cada tarjeta es de 16 pesos y cada trayecto desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad cuesta 30 pesos así que cargamos 60 pesos en cada tarjeta y partimos. Ojo, al adquirir la tarjeta, no se si es porque se adquiere en el aeropuerto, se te entrega un mapa y un plan de horarios y paradas para poder orientarte.
Los buses son cómodos, en buen estado, el chofer amable y atento a ciertas preguntas curiosas que yo le realizaba durante el trayecto. En 40 minutos estábamos en el centro, nos bajamos a la espalda del palacio de bellas artes e iniciamos nuestra visita ahí.
Mis anotaciones
Una visita rápida a su hall nos dejó pensativos y contemplativos disfrutando de los murales de Diego Rivera, saliendo nos encontramos con curiosidades de la ciudad que vale la pena disfrutar en un domingo con sol. Tomamos la avenida Juárez que luego se convierte en una vía peatonal denominada Avenida Francisco I. Madero, lo que nos permitió descubrir el palacio de la cultura Banamex – Palacio de Iturbide (entrada libre), construcción típicamente colonial de influencia barroca que mezcla la cantera (granito) y el tezontle rojo (piedra volcánica). Cuatro pisos de exposiciones permanentes e itinerantes que fueron generosas en información de la antigua ciudad.
Siguiendo de frente llegamos al Zócalo donde se encuentran la Catedral de la ciudad y el Palacio Nacional. Una visita por estos lugares y de retorno hacia el paradero.
Hicimos el retorno por la avenida paralela, la 5 de mayo y poder conocer otras vistas y descubrimos casi al final del recorrido la Casa de los Azulejos, un lugar al que regresé hace no mucho con un buen amigo para descubrirla mejor.
Decidimos comprar unos refrescos por 5 pesos y esperar con calma el bus que retornaba al aeropuerto para continuar nuestro viaje.
Cuando llegamos al aeropuerto, habíamos gastado entre los dos 257 pesos (aproximadamente US$ 12 dólares americanos), así que decidí guardar los 43 pesos restantes para la próxima visita. Muy agradable primera impresión.
Disfruta tu viaje.