El Caneau Camping tocó la puerta de nuestra inquietud aventurera, nos preguntó una sola vez y aceptamos el reto.
Hacer Caneau Camping, es prepararte para acampar en la naturaleza, alejado de las comodidades y en contacto directo con la vida salvaje.
Para llegar al lugar indicado, debes tomar una canoa, sin embargo hay que subir todo tu equipo y remar rio arriba según el lugar asignado.
Si te gusta la naturaleza, acampar y estar en contacto con el esfuerzo físico mientras disfrutas del universo de la reserva natural, este viaje te gustará.
La Planificación de la aventure del Caneau Camping
Lo primero a retener, es el tiempo, las actividades al aire libre en Canadá, es necesario saber que, deben programarse con anticipación.
Por esta razón, tres meses antes de partir ya habíamos reservado el lugar donde acamparíamos y las canoas por el fin de semana.
El lugar elegido para la experiencia fue el Parque Nacional de la Mauricie, en el eclipse de la primavera, tiempo sublime sin tanto sol ni tanto frío.
El viaje
Viernes un poco mas del medio día, tomamos la 40 Este en dirección a nuestro destino, la ciudad se va perdiendo luego de los primeros 45 minutos de viaje.
Casi tres horas más tarde llegamos a la entrada del Parque Nacional de la Mauricie. Un registro obligatorio y algunas orientaciones adicionales y estamos buscando estacionamiento.
De esta forma nuestra aventura inicia por un camino angosto de tierra húmeda y hojas secas, la lluvia nos ha acompañado durante la ruta y no quiere despegarse del grupo.
Cinco minutos de marcha y divisamos a la distancia una caseta donde tendremos que registrarnos para recoger las canoas.
Instrucciones, prueba de chalecos salvavidas y selección de canoas. Consejos para utilizar los remos y estamos trepados en parejas camino al embarcadero mas cercano al estacionamiento.
10 minutos mas tarde estamos embarcando las mochilas, el cooler, la carpa y los sleepings. La palabra clave, equilibrio.
Debemos alejar la canoa un poco de la orilla y verificar que no exista sobrepeso hacia los lados, si se mantiene centrada, estamos listos.
Remamos con ritmo, disfrutando la vista, aunque con la lluvia que nos obliga a tener los impermeables puestos.
Luego de 40 minutos de constante esfuerzo, divisamos un letrero (4) en una pequeña entrada donde se deja apreciar un camino hacia el bosque, hemos llegado.
El Camping
Distribuidos en cuatro niveles diferentes de la montaña y separados por la propia naturaleza, cuatro espacios bien identificados están listos para recibirnos.
Un rectángulo de arena de 2×3 metros esta acondicionado para levantar la carpa, una mesa de campo y un cilindro adaptado para hacer fuego, parrilla y fogata.
Todos los caminos se juntas en un nivel superior donde hay un espacio común. Importante espacio en este tipo de experiencias con dos elementos a compartir.
El baño ubicado en una pequeña caseta de madera y un tubo en forma de U muy alto para colgar la comida y los desechos cada noche para evitar los animales indeseables.
En la base del bosque un pequeño espacio acondicionado con arena para poder acomodar las canoas mientras estemos en la zona de camping.
La anécdota
Una aventura planeada en una de las mañanas del campamento, era remar río arriba descubriendo las islas, los paisajes, y otras sorpresas.
El día estaba ligeramente nublado, pero no amenazaba la experiencia matinal. Zapatillas de agua y chaleco en pecho, partimos rumbo a descubrir.
Unos quince minutos de remo y una tormenta de no sabemos donde aparece. El viento y la lluvia hicieron su danza y nos invitaron a bailar a pesar que no queríamos.
Perdimos el control, el camino y la sonrisa. Por un momento una voz antigua llamada miedo, me hablo muy de cerca aunque en susurros.
Dos miradas cruzadas entre mi esposa y yo y sabíamos que teníamos que acercarnos hacia la orilla mas cercana.
Remamos mas fuerte y concentrados, hasta que logramos dejar tras nosotros la danzarina tormenta. Queda claro que nadie nos quitara lo bailado.
El resto de la ruta fue tranquila y disfrutamos cada uno de los lugares a los que llegamos. Cinco horas mas tarde estábamos de retorno en nuestra zona de camping.
La noche
No puedo dejar partir la experiencia, sin contarles el encanto de hacer la fogata, conversar con viejos y nuevos amigos.
Comer al son del fuego, los sonidos de los animales, las luciérnagas y la luna en cuarto creciente hacen de estos momentos invalorables.
Esta es la primera y seguros estamos que no será la última vez que hagamos este tipo de experiencia.
Mi consejo, no dejen el parque sin haber paseado un poco por el y aprovechado de hacer algunas paradas en sus miradores.